
Damas y caballeros sean bienvenidos al “Bakú idílico”, una puesta en escena única en su género, un lugar donde nada es lo que parece y en donde las cosas más inesperadas suceden. Aquí, lo ordinario se vuelve extraordinario y la única regla es mantener al máximo la capacidad de asombro pues todo puede ocurrir.
El Bakú idílico no fue hecho para cualquier persona, si quieres formar parte de él debes estar dispuesto a recorrer la felicidad y la frustración en una milésima de segundo, pasar de una emoción a otra sin previo aviso, quizá empieces en el cielo y termines en el infierno o viceversa, así, sin explicaciones lógicas ni razonamientos profundos, solo debes entregar una parte de ti, si estás listo abre bien los ojos y libera tus emociones porque… ¡Iniciamos!
Primer acto: el guión perfecto
Las aguas del mar Caspio riegan la tierra que dan vida a una de las pistas más sui generis del calendario de Fórmula 1, un lugar amurallado por las montañas del Cáucaso y la arquitectura medieval, un circuito donde la sonoridad de los motores es un llamado a la locura, el único trazado que escoge a su ganador y no al revés… érase una vez el Gran Premio de Bakú.
Leclerc sale en la primera posición, pero sabe que el gusto le durará poco pues su monoplaza no es rival para defender el asecho de los favoritos, el campeón Hamilton y los dos autos de Red Bull salen con la misión de cazarlo, primero Lewis, luego Verstappen, los pronósticos se cumplen, ya solo queda Checo quien espera una vuelta más para dejarlo atrás, ahora sí, la lucha pone frente a frente a los dos grandes contendientes, seguidos por un Pérez sediento de gloria.

Tras algunas vueltas de Hamilton liderando, la estrategia en los pits funciona y por primera vez en mucho tiempo Red Bull pone a sus dos pilotos a la cabeza, ahora los papeles se invierten, el campeón es relegado al tercer lugar y comienza su lucha en solitario, la misión luce compleja, pero no imposible, por algo es el rey.
Sin embargo, el tiempo pasa y la desesperación se apodera de Lewis, por más que lo intenta se ha encontrado con una mole de apellido Pérez; el mexicano le corta todos los espacios, le enfrenta sin temor, casi en una actitud insolente. Mientras ellos se baten en un duelo personal, Verstappen aprovecha la extensión para escapar, no hay límites… ¡Mad Max está liberado!
Segundo acto: drama en la cima
Verstappen gobierna con puño de hierro en Bakú, su ritmo es demoledor, el horizonte luce despejado, sin peligros ni obstáculos que le preocupen, solo queda esperar el recorrido de las últimas cinco vueltas para alzar las manos y consolidar su ventaja en el mundial de pilotos, por el espejo alcanza a divisar a su compañero; el mexicano ha sido su blindaje perfecto, ha contenido con maestría todos los ataques de su acérrimo rival, nada podría salir mal, sin embargo…
Turbulencia en la recta, Verstappen pierde el control de su monoplaza, se encuentra contra el muro, el impacto es inevitable, ¡pump! … La colisión hace volar pedazos de diferentes partes de su auto, el neerlandés da un medio giro mientras los frenos intentan estabilizar el pinchazo del neumático trasero, por fin se detiene, pero el daño es irreversible… Bakú lo ha reclamado, al puro estilo del canadiense Lance Stroll –a quien le sucedió lo mismo en la vuelta 31–.

El drama en Red Bull llega intempestivamente, su príncipe ha sucumbido en una escena terrorífica que será contada por la eternidad; la penumbra ha cubierto a la escudería en un abrir y cerrar de ojos. Pero a la par del sollozo austríaco surge la alegría y la esperanza de los de Mercedes, por primera vez en toda la carrera Hamilton tiene una oportunidad, la suerte del campeón no lo ha abandonado, llegó el momento de buscar la punta, quizá cuando ya todo estaba escrito, quizá cuando menos lo merecía.
Tras el percance, los pilotos regresan a los boxes, ahí reciben nuevas instrucciones y la noticia que lo cambia todo: el final se decidirá en una “standing start” o salida de parrilla normal con Checo Pérez a la cabeza seguido por Hamilton. La mesa esta puesta para el campeón, con mayor experiencia que el mexicano y sometido constantemente a escenarios de presión máxima es el candidato ideal para remontar, más aún cuando la temporada está tan cerrada y su máximo oponente ha quedado fuera… hoy cada punto cuenta y mañana cada uno será vital en la suma final, por eso es tan importante ganar.
Tercer acto: última llamada ¡Todo o nada!
El tiburón está liberado, su instinto reacciona de manera natural con el olor de la sangre derramada en la pista por Verstappen y ahora alista la embestida final, a solo dos vueltas de la conclusión, no existe un punto medio para él, no hay matices, será todo o nada, así es Hamilton, esa es la esencia del campeón…
¡Semáforo en verde! Los monoplazas largan nuevamente, el campeón muestra los colmillos y elude magistralmente la última resistencia de su presa, lo tiene en sus fauces, es inevitable el destino de quien heredó la cima y en eso… ¡Humo blanco en la curva! Rechinan los frenos del #44, la incredulidad se apodera del espíritu de los presentes, el tiburón ha pasado de largo de una manera inexplicable y Checo, sí, el tapatío ha salido intacto, ¡qué locura!

La caja de Pandora se abrió a la hora cero, los fantasmas de aquel 2016 cubren el monoplaza del campeón, Hamilton reacciona rápidamente, pero ya es tarde, el resto de pilotos pasan sin control y lo condenan al abismo, mientras tanto, un triunfante Checo Pérez enfila los últimos metros con la convicción de quien ha enfrentado y librado la madre de todas las batallas. El mexicano sabe que ya nadie podrá abatirle y pisa el acelerador con seguridad.
¡Qué final! En el último suspiro el monoplaza de Pérez cruza la línea solo para detenerse a los pocos metros, no da para más, Checo se toca el casco en señal de redención, mientras la bandera a cuadros recibe al resto de sobrevivientes, primero Vettel, luego Gasly y así hasta llegar a Hamilton y Latifi. El mexicano corre lleno de euforia y en una de las escenas más memorables del día se abraza con parte de la escudería de Aston Martin, sí, su antiguo equipo.

En lo más alto del podio se visualizan tres figuras, los sobrevivientes del Bakú idílico, en sus rostros se refleja la alegría que es única de quien ha vencido, no a otros, sino a sí mismos. Cada uno sorteó su propia batalla, algunos con espadas y otros con piedras y palos, al final, se convirtieron en los protagonistas impensados, en esos personajes que, estando en las penumbras, salen para darle a la historia un final inesperado.
Desenlace numérico
Checo se convirtió en el salvador de Red Bull en Azerbaiyán; solo necesitó seis carreras para conseguir su primera victoria con los de Milton Keynes, con los 25 puntos que sumó asaltó el tercer lugar del mundial de pilotos, además igualó al legendario Pedro Rodríguez como los pilotos mexicanos con más victorias conseguidas en la Fórmula 1, ambos con dos.
Además, la victoria del mexicano le permitió a su compañero Max Verstappen conservar la primera plaza del mundial de pilotos, así mismo, Red Bull alargó su ventaja en el mundial de constructores, ahora establecida en 26. Por su parte, Hamilton cortó una racha de 54 carreras sumando puntos.

En curiosidades del Gran Premio, Red Bull consiguió el “pitstop” más rápido con 1.98 segundos; también decir que ningún piloto que comenzó en el top 3 terminó en el top 3 final y que los seis primeros lugares fueron ocupados por escuderías diferentes (Red Bull, Aston Martin, Alpha Tauri, Ferrari, McLaren y Alpine)… ¡Hasta la próxima! Por hoy el telón cae.


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