
Corre y se va corriendo con… la Fórmula 1 ha vivido una de sus citas más memorables en su historia; sin caer en encumbramientos baratos, lo sucedido el fin de semana fue palpitante. El autódromo de Sochi dice adiós a la máxima categoría para dar paso, la próxima temporada, al Igora Drive, dejando un digno recuerdo que todos llevarán en la mente y el corazón.
20 jugadores han entrado en la lotería de Sochi, 54 cartas echadas a la pista y un resultado improbable. ¡Rusia lo ha juntado todo! Drama, conmoción, incredulidad, desilusión, pero también sorpresas y felicidad; la fortuna ha dictado sentencia, la suerte se ha decantado y elegido a sus ganadores… Bienvenidos sean al resumen del Gran Premio de Rusia.
El Diablito
Pórtate bien cuatito, si no te lleva el coloradito… ¡El diablito! La lluvia fue el factor que decantó el destino de este suigéneris GP, desde el inicio de la semana ya existían pronósticos que advertían lo que habría de venir; conforme los días pasaron y con el autódromo bajo lluvia la FIA tuvo que tomar decisiones, siendo la cancelación de la tercera práctica (a celebrarse el día sábado) la más severa.
Aún con este panorama, el clima cedió lo suficiente para dar paso a una de las clasificaciones más alucinantes de la temporada, en la cual Lando Norris le arrebató la “pole position” a Carlos Sainz Jr en una última vuelta frenética, donde Pérez, Hamilton y Bottas erraron en la estrategia con la elección del neumático, para dar paso a uno de los podios más improbables, el cual fue completado por George Russell.

Ya en la carrera los datos arrojaban que habría presencia de lluvia al final del GP, lo cual terminó por cumplirse; sin embargo, lo que nadie pudo predecir serían las consecuencias que la unión de cada una de esas gotas traería para los pilotos, en un abrir y cerrar de ojos, el autódromo comenzó a cambiar, las curvas comenzaron a transformarse en fosas y las rectas en ríos.
Fueron solo algunas vueltas, fueron solo algunos instantes; sin embargo, lo suficiente para que todo cambiara; en un verdadero juego de azar, algunos pilotos pusieron todas las cartas sobre la mesa y retaron a la suerte, otros decidieron cambiar la estrategia, incluso, de este segundo grupo, algunos lo hicieron anticipadamente y sacaron mayor redito. ¡Fue un todo o nada!
El Valiente y el Paraguas
Por qué lo corres cobarde, trayendo tan buen puñal… ¡El valiente! Una de las primeras sorpresas del GP de Rusia fue la penalización de Bottas, nadie la vio venir, más aún cuando el finlandés acababa de pasar por el cambio de motor en Monza; no tenía sentido la decisión. Sin embargo, para Mercedes el panorama era claro: tratar de retener a Verstappen quien largaba desde el fondo de la parrilla.
La encomienda falló muy temprano y el neerlandés se deshizo de Valtteri sin encontrar resistencia; de ahí en adelante las vueltas para el finlandés fueron un suplicio. Bottas no encontraba el ritmo, estaba atorado fuera de la zona de puntos y sin oportunidad de rebasar, era el fin, sin embargo, de la baraja emergió la carta que le daría vida: “El paraguas”.

A solo cinco vueltas del final, Bottas, Russell y Raikkonen, fueron los tres primeros valientes en entrar a cambiar el compuesto; ya con los neumáticos intermedios y con los estragos que la lluvia iba haciendo en quienes continuaron con gomas para seco, Valtteri aprovechó cada resquicio para pasar de la posición décima cuarta a una impensada quinta.
Al final, la osadía y el valor de quienes leyeron lo que habría de venir terminó por recompensarles, reconfigurando el panorama de forma radical, de hecho, del top 10 en la vuelta 47 ninguno pudo conservar su lugar, algunos ganaron posiciones, otros perdieron e incluso algunos más salieron de la zona de puntos y otros emergieron.
El Corazón y la Calavera
No me extrañes corazón, que regreso en el camión… ¡El corazón! El puñal de la suerte se ha clavado nuevamente en el corazón de toda la afición que apoya a Checo Pérez, ¿por qué otra vez él? El mexicano está viviendo una temporada difícil de digerir, inmerso en un aprendizaje y acoplamiento que parece no tener fin y que le tienen en una posición que ni él mismo comprende del todo.
En Sochi Checo fue resiliente, logrando maximizar sus posibilidades y colocándose siempre en la ventana que lo devolvería al podio; ni siquiera la mala parada en pits que sufrió le hizo claudicar en su intento por ganar su lugar. Pérez fue temerario hasta el final, tomó una decisión junto con Hugh Bird, su ingeniero de carrera, y apostó a concluir su obra, no obstante, la moneda cayó del otro lado relegándole hasta la novena posición. Ni modo, así es el azar.

Al pasar por el panteón me encontré una calavera… ¡La calavera! Lando Norris buscaba su primera victoria en la Fórmula 1, quizá esa ilusión de la primera vez, esa emoción de sentir tan cerca la meta, hizo que el británico ignorara lo evidente. Hamilton había dejado de ser la principal amenaza, la lluvia hacía incontrolable cualquier monoplaza y exigía una respuesta a la altura, sin embargo, esta llegó cuando todo estaba ya perdido.
Norris, al igual que Alonso, Leclerc y Pérez, fue víctima de su propia lectura; para él aún las condiciones de la pista daban para intentar llegar a la vuelta 53, seguramente hubo indicadores que le reforzaron esa idea y que combinado con su arrojo le guiaron por ese camino. Al final fue desgarrador verle tendido en la pista, con las manos vacías, la postal del fin de semana, sin duda.
El Sol y la Corona
La cobija de los pobres… ¡El sol! Verstappen ha sido el gran ganador de esta lotería; ni en el mejor de los escenarios el neerlandés imaginó que lograría minimizar tanto los daños respecto a Hamilton. Desde que se dio a conocer el calendario, Red Bull y Max sabían que Rusia era territorio Mercedes, nadie más que ellos habían ganado allí, por lo que la jugada era clara.
Max remontó hasta donde le fue posible; hasta que se topó con un magnífico Alonso que le plantó cara y lo sometió, en una de las mejores luchas del GP. La séptima posición era su límite, sin embargo, tuvo bien en seguir las órdenes del equipo y entrar a cambiar los neumáticos, lo que le revitalizó y lo propulsó hasta esa idílica segunda posición.

El sombrero de los reyes… ¡La corona! La mejor cualidad de Hamilton es siempre “estar ahí”; el británico goza de un aura que no es casual, si bien en cada GP maximiza el poseer el mejor monoplaza de la parrilla, su destreza para encontrar la oportunidad cuando parece todo perdido es sobresaliente. Algunos le llaman “la suerte del campeón”.
Lewis consiguió su victoria número 100, una cifra brutal y solo comparable con las 91 que logró en su momento el mítico Michael Schumacher; el legado del británico es inconmensurable, más si pensamos que detrás de cada triunfo hay una historia que se entrelaza para dar paso al todo. Por el momento las cartas siguen estando de su lado, pero, ¿hasta cuándo la suerte jugará a su favor?
Bandera a cuadros
Clemente Jacques, empresario francés, fundador de la popular marca y productos de alimentos del “gallo”, fue el creador de la lotería que hoy todos conocemos. El juego tradicional ha traspasado el tiempo y aún en nuestros días sigue vigente; así como cada una de las cartas que la componen posee una suerte específica y que el número de posibilidades de hacer tableros diferentes es enorme, la Fórmula 1 nos vuelve a reiterar que mientras los monoplazas estén en pista todo puede ocurrir, incluso lo más improbable e inverosímil.
Esto es el sortilegio del Gran Circo… ¡Lotería!


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